La aplicación fotográfica con tintes de red social Instagram se ha convertido en el centro de todas las miradas desde hace varias semanas. Tras su ruptura con la red de «microblog» Twitter, la mejora de su cámara o la incorporación de un nuevo filtro para sus imágenes, generó un malestar en los usuarios por el cambio en su política de privacidad, según el cual, se decía que podría vender las fotos de los usuarios sin previo aviso.

Por ello Instagram decidió evitar cualquier equivocación realizando un comunicado en su blog, en él aseguró que la alarma generada en los medios especializados y las redes sociales es debida a un malentendido y pide disculpas. Según Instagram este malentendido es “culpa suya” y el lenguaje utilizado era “confuso”. Su intención sobre el cambio en la privacidad era “experimentar con publicidad innovadora” pero en ningún caso se trataba de vender las fotos de los usuarios.

Asegura que los usuarios seguirán siendo «propietarios» de sus contenidos como lo eran hasta ahora y que la empresa «no exigirá ningún derecho de propiedad» sobre las fotografías.

Medios de renombre y plataformas sociales se han hecho eco de ésta noticia alimentando la furia de los usuarios, a los cuales parece que todavía no les queda muy claro cuáles serán los siguientes pasos que van a seguir estas redes sociales con el contenido de sus cuentas.

Hubo medios que se apuntaron un tanto realizando, nada más conocer la noticia, guías prácticas para abandonar Instagram. Otras explicaban porque es mejor pagar por una aplicación que hacer uso de una gratuita. Esto nos confirma que en las crisis de “otros”, hay “unos” que ven la oportunidad de publicitar su propio negocio.

En los próximos días veremos cuál será el comportamiento de los usuarios y las plataformas después de estos hechos.